Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

viernes, 20 de abril de 2012

VENTAJAS QUE REPORTAN LOS GRADOS ASCENDENTES

VENTAJAS QUE REPORTAN LOS GRADOS ASCENDENTES

Capítulo  1


Antes de empezar a hablar de los grados de humildad que propone San Benito, no para enumerarlos, sino para subirlos, quiero mostrarte, si puedo, adónde nos llevan. Así, conocido de antemano el fruto que nos espera a la llegada, no nos abrumará el trabajo de la subida.
Cuando el Señor dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nos declara el esfuerzo del camino y el premio al esfuerzo. A la humildad se le llama camino que lleva a la verdad. La humildad es el esfuerzo; la verdad, el premio al esfuerzo. ¿Por qué sabes?, dirás tú, que este pasaje se refiere a la humildad, siendo así que dijo de un modo indefinido: Yo soy el camino? Escúchalo más concretamente: aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón.
     Se propone como ejemplo de humildad y como modelo de mansedumbre. Si lo imitas, no andas en tinieblas, sino que tendrás la luz de la vida. Y ¿qué es la luz de la vida sino la verdad? La verdad ilumina a todo hombre que viene a este mundo; indica dónde está la vida verdadera. Por eso, al decir: Yo soy el camino y la verdad, añadió: y la vida. Como si dijera: Yo soy el camino, que llevo a la verdad; yo soy la verdad, que prometo la vida; yo soy la vida, y la doy; pues dice él mismo: esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo.      
 Mas si tú dices: "Veo perfectamente el camino, la humildad; deseo el fruto, la verdad; mas, ¿qué haré si el esfuerzo del camino es tan pesado que no puedo llegar al premio deseado?" El te responde: yo soy la vida, el viático de donde sacarás energías para el camino.
     El Señor grita a los extraviados y a quienes ignoran el camino: Yo soy el camino; a los que dudan y a quines no creen: yo soy la verdad; y a los que ya suben arrastrando su cansancio: yo soy la vida. Me parece que en el pasaje propuesto queda suficientemente claro que el conocimiento de la verdad es fruto de la humildad.
      Fíjate además en estos textos: yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas -sin duda haciendo referencia a los secretos de la verdad- a los sabios y prudentes, esto es, a los soberbios, y se los has revelado a los pequeños, es decir, a los humildes. También aquí se inculca que la verdad se esconde a los soberbios y se revela a los humildes.

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