Los grados de la humildad y del orgullo
SAN BERNARDO
RETRACTACIÓN
Ya había redactado casi la mitad de este tratado cuando se me ocurrió confirmar y corroborar una afirmación, citando aquel pasaje del Evangelio en el que el Señor confiesa su ignorancia sobre el día del juicio. Y cometí una imprudencia; pues luego caí en la cuenta de que el Evangelio no se expresa así. El texto dice tan sólo: ni el Hijo lo sabe. Yo, en cambio, autosugestionado y sin intención de presionar, no recordaba la expresión exacta, sino sólo el sentido; por eso escribí: ni el Hijo del Hombre lo sabe.
Al comenzar la siguiente discusión, traté de probar su autenticidad, partiendo de una afirmación en contra de la verdad. Pero, como no me dí cuenta de este error hasta mucho después de haber dado el libro a publicidad y de haber sido transcrito por muchas personas, no he encontrado más solución que hacer esta retractación; dado que, por estar esparcido en tantos manuscritos, no me ha sido posible atajar dicho error.
En otra ocasión manifesté una opinión sobre los serafines, que nunca he oído ni leído. Advierta el lector la prudencia del autor, que se expresa diciendo: "pienso". No quería proponer más que una simple opinión de aquello cuya veracidad no he podido demostrar en la Escritura.
En fin, incluso puede discutirse la oportunidad del título "Sobre los grados de humildad" dado que describo más los grados de soberbia. Aquí cargarán las tintas los menos inteligentes o los que hacen caso omiso a los motivos del título. Al final del tratado intento justificarlo muy escuetamente.
Que bueno tengo mucho por leer, gracias por compartirlo...
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