Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

lunes, 14 de mayo de 2012

CAPÍTULO XI: SOBRE LOS GRADOS DE HUMILDAD Y SOBERBIA

Capítulo  XI


     En fin, vas a comprender mejor ahora que, cuando expresaba su ignorancia sobre el último día, se refería sólo a su conocimiento humano, analizando la fina discreción de su respuesta. No dijo: Yo no lo sé; sino: ni el Hijo del hombre lo sabe. ¿Qué quiere indicar la expresión Hijo del hombre sino la naturaleza humana que había asumido? Con este nombre se da a entender que cuando dice no saber cosa alguna, no habla como Dios, sino como hombre. En otras ocasiones, hablando de sí mismo en cuanto Dios, no emplea la expresión "Hijo", o "Hijo del hombre", sino "yo", o "a mí". Ejemplos: En verdad, en verdad os digo; antes que Abrahán naciese, ya existía yo. Dice: ya existía yo; y no: "ya existía el Hijo del hombre". Sin duda alguna que habla de aquella esencia por la que existe antes de Abrahán, desde la eternidad; y no de aquella otra por la que nació después de Abrahán, y que procede de Abrahán mismo.
     También en aquella ocasión en que deseaba saber por boca de los discípulos la opinión que los hombres tenían de él, les pregunta: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Y no: "¿Quién dicen los hombres que soy yo?" Pero al preguntarles a continuación su opinión sobre él, les dice: y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y no: ¿Quién decís que es el Hijo del hombre? Queriendo saber lo que pensaba el pueblo carnal acerca de su naturaleza humana, se impuso un nombre carnal, que es el significado propiamente dicho de la expresión Hijo del hombre. Pero al preguntar a sus discípulos, que eran espirituales, acerca de su divinidad, no aludió a sí mismo como Hijo del hombre, sino directamente a su mismo "yo". Pedro comprendió lo que les había querido preguntar al decir: y acertó bien en su respuesta: Tú eres el Cristo, el Hijo e Dios. No dijo: "tú eres Jesús, el hijo de la Virgen". Si hubiese respondido así, sin duda alguna habría dicho la verdad. Pero cayendo en la cuenta, con agudeza, del sentido en que se le proponía la pregunta, respondió acertada y competentemente diciendo: tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario