Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

viernes, 14 de diciembre de 2012

CONSIDERACIONES AL PAPA EUGENIO. LIBRO SEGUNDO. CAPÍTULO XI



Ahora, vete, y si te atreves, ponte a usurpar como señor el ministerio apostólico; o como apóstol, el dominio. Ambas cosas se te han negado de plano. Si pretendieses gozar de las dos, te quedarás sin ninguna. Y entonces no te creas libre de estar entre aquellos de quienes se lamenta el Señor: Se nombraron reyes sin contar conmigo; se nombraron príncipes sin mi aprobación. Será muy agradable reinar sin el Señor, y llegarás a la gloria; pero no a la del Señor. 
Ya sabemos lo que está prohibido; veamos lo que está mandado. El más grande entre vosotros, iguálese con el más pequeño, y el que dirige, con el que sirve. Esta es la norma apostólica; se excluye el dominio, se intima el servicio, se encarece imitar el ejemplo del mismo que lo ordenó, añadiendo seguidamente: Yo estoy entre vosotros como quien sirve. ¿Podemos considerar indigno un título con el que antes quiso distinguirse el Señor de la gloria? Con razón Pablo se gloria de ello y dice: ¿Que sirven a Cristo? También yo. Y sigue: Voy a decir un desatino: yo más. Les gano en fatigas, en cárceles, en palizas sin comparación y en peligros  de muerte, con mucho. Qué maravilloso servicio! ¿No es mucho más glorioso que ninguna otra grandeza? Si hay que presumir, mira de qué forma y considera de qué presumen los apóstoles. ¿acaso te parece escasa recompensa? ¡Ojalá llegara yo a presumir de la misma gloria de los santos! Tal como lo proclama el profeta: ¡Oh Dios, tus amigos son colmados de honores, su autoridad ha sido plenamente confirmada! Y lo proclama también el Apóstol: la que es a mí, Dios me libre de gloriarme más que en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

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