Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

miércoles, 27 de junio de 2012

CAPÍTULO L: GRADOS DE HUMILDAD Y SOBERBIA

UNDÉCIMO GRADO: LA LIBERTAD DE PECAR

Capítulo 50


     Después del décimo grado, que llamamos rebelión, el monje es expulsado del monasterio o se marcha él mismo. Inmediatamente cae en el undécimo, y entonces entra por unos caminos que a los hombres !es parecen rectos, pero cuyo fin, a no ser que Dios lo impida, sumerge en lo profundo del infierno, es decir, en el desprecio de Dios. El impío, cuando cae en lo profundo de los pecados, cae también en el desprecio. Por eso el undécimo grado puede encabezarse con el título de libertad de pecar. Aquí el monje no ve ya a un maestro a quien teme ni a unos hermanos a quienes respeta; se goza en realizar sus deseos con tanta mayor tranquilidad cuanto más libre se ve de quienes, en cierto modo, le cohibían por el pudor o por el temor. 
     Si ya no teme a los hermanos ni al abad, aún le queda un cierto rescoldo de temor a Dios. Y su razón, que todavía insinúa algo, antepone ese temor al deseo y ejecuta cosas ilícitas no sin una cierta pesadumbre. Imita al que vadea un río; no se precipita, entra más bien paulatinamente en la corriente de los vicios.

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