Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

domingo, 28 de abril de 2013

SOBRE LOS OBISPOS. CAPÍTULO XV.


Mas ya aquello que resta explicar, de una fe no fingida; y también lo que de otro lugar de la Escritura ocurre ahora a la memoria, la fe sin las obras es muerta: estas dos cosas, repito, nos llevan a dividir la fe de tres modos, es de saber, en fe muerta, fingida y probada. Y ciertamente a la fe muerta define el Apóstol, diciendo que es aquella que no tiene obras, esto es, que no obra por el amor, como destituida de alma la cual es el mismo amor, con que pueda nutrirse y moverse a las obras. Fe fingida juzgo yo llamarse a aquella que habiendo recibido ciertamente la vida de la caridad, se comienza a mover para obrar bien, pero, no perseverando, desmaya y muere como abortiva. Yo diré, que esta se llama fingida en el mismo sentido en que atentida la expresión latina se llaman fingidos los vasos de barro: no porque no sean útiles mientras duran, sino porque, siendo quebradizos, de ningún modo duran mucho. De esta ficción en la fe pienso, que son notados en él Evangelio aquellos  que por algún tiempo creen y en el tiempo de la tentación se apartan. Pregunto yo ahora a los que dicen, que la caridad ya no se aparta mas del que una vez la recibió. Dice la Verdad misma de algunos: Estos no tienen raíces, porque por algún tiempo creen, y en el tiempo de la tentación se apartan. ¿De dónde pues, y adónde se apartan? Sin duda de la fe a la infidelidad. Pregunto más: ¿podían ellos salvarse en aquella fe, o no podían? Si no podían, ¿qué injuria es del Salvador, o qué alegría del tentador, que ellos se aparten de donde no está la salud, pues ni el Salvador cela otra cosa que la salud, ni envidia otra cosa que la salud el maligno? Pero, si podían salvarse, ¿en qué modo, o están sin caridad mientras que se mantienen en aquella fe, no pudiendo hallarse la salud sin la caridad; o desamparando la fe, no desamparan también la caridad, no pudiendo estar juntas la caridad y la infidelidad? Se apartan pues algunos de la fe, porque la Verdad lo dice: por conseguiente se apartan de la salud, porque el Salvador los reprende y de ahí inferimos nosotros, que se apartan también de la caridad, sin la cual no puede darse la salud. Estos, dice, no tienen raíces. No niega, que ellos tengan el bien; sino que se queja de que no están bien radicados en él.

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