De todos los hijos de Adán, el único que puede afirmar que está libre de pecado es el que no cometió pecado ni encontraron mentira en sus labios. También estuvo libre de la debilidad, que es pena del pecado. Pero aunque pudo disfrutar de ella, de hecho renunció a ella. Nadie le quitó la vida, la dio él voluntariamente. Según atestigua el profeta: Se inmoló porque quiso. Lo mismo que nació de mujer porque quiso. Y se sometió a la ley para rescatar a los que estaban sometidos a la ley. Vivió, sí, sujeto a la ley de nuestra debilidad, pero porque así quiso tambien él. Y de este modo, siendo el único libre entre los débiles y pecadores, arrancará de la cerviz de sus hermanos ese doble yugo.
EL SALVADOR POSEYÓ ESTAS TRES LIBERTADES. -Tuvo, pues, estas tres libertades. La primera por sus dos naturalezas, humana y divina; y las otras dos, por su poder divino. Más adelante veremos si el primer hombre disfrutó también de estas dos en el paraíso, cómo y hasta cuándo.
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