Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

jueves, 30 de agosto de 2012

LIBRO DE LA GRACIA Y EL LIBRE ALBEDRÍO. CAPÍTULO XVI



Capítulo 16 
      Creo que ha quedado suficientemente claro que esta libertad permanece, en cierto modo,cautiva, mientras se sienta privada total o parcialmente de la compañía de las otras dos libertades. De aquí procede esa impotencia de que habla el Apóstol: No podéis hacer lo que quisierais. Querer está a nuestro alcance  por el libre albedrío; no así poder hacer lo que queremos. No hablo de querer el bien o el mal sino solamente de querer. Querer el bien es una perfección. Querer el mal es un defecto. El simple querer puede referirse a una cosa u otra. La existencia de este deseo es obra de la gracia creadora. Su perfección es el fruto de la gracia salvadora. Para caer, en cambio, se hasta el hombre a sí mismo. Así, pues, el libre albedrío hace que podamos querer. Y la gracia, que podamos querer el bien. Por el primero se nos  da el querer, por la segunda querer el bien. No es lo mismo temer, simplemente, que temer a Dios. O amar, y amar a Dios. Temer y amar, sin más, son puros sentimientos naturales; pero unidos al complemento se convierten en virtudes. Igual ocurre con querer y querer el bien.

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