La humildad es una buena virtud, pues hace que el ánimo esté sosegado de cuidados inquietos. Da seguridad a la conciencia contra las diferentes penalidades. Estas consideraciones reprimen el corazón de sentimientos pestilentes. No debemos imitar a los que obran mal o inicuamente. Más bien conviene imitar al Apóstol que no se compara a los que se ensalzan a sí mismos. El mismo no duda de manifestar al arzobispo aquella sentencia suya: pon cuidado en no presumir cosas altas y antes de ello que prevalezca el temor. Es difícil no presumir de cosas altas el que está colocado en lo alto. También es desusada, pero cuanto más desusada, tanto más gloriosa. El temor acerca de lo ya conseguido, antes hará mirar con tedio que con agrado otras cosas más altas. No os juzaquéis felices porque preidiís algo, sino infelices por no apoder aprovecharlo del todo.
Advertencia
Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)
jueves, 13 de junio de 2013
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