Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

jueves, 27 de junio de 2013

SOBRE LOS OBISPOS: CAPÍTULO XXXVI


Id pues ahora vosotros y resistid a quien es Vicario de Cristo, no habiendo resistido Cristo ni aún a su contrario, o decid, si os atrevéis que Dios no sabe la ordenación de su Prelado, confesando también Cristo que la potestad del Presidente Romano sobre él había sido ordenada por el cielo. Pero manifiestamente dan a entender algunos de éstos, qué es lo que piensan, cuando habiendo logrado con mucho trabajo, y mucho precio privilegios de Roma, se apropian por ellos las insignias pontificales, usando también al modo de los Obispos, de mitra, anillo y sandalias. Ciertamente, si se atiende a la dignidad, la profesión del monje está muy distante de esta. Si se atiende al ministerio, es claro que sólo compete a los Obispos. Sin duda, desean ser, lo mismo que anhelan parecer: y con razón no quieren estar sujetos a quienes se hacen iguales con el deseo. ¿Qué fuera, si la autoridad de los privilegios les pudiera dar también el nombre? ¿Con cuánto oro, te parece, que pretenderían conseguir el ser llamados Obispos? ¿A qué fin, o monjes, unas cosas como estas? ¿Dónde está el temor del ánimo? ¿Dónde el rubor de la frente? ¿Quién jamás de los monjes celebrados enseñó con palabras cosa semejante a éste, o la dejó por ejemplo? Doce grados de la humildad explica vuestro Maestro, y los distingue por sus propias descripciones: ¿en cual de ellos, os pregunto, se enseña, o se contiene, que deba el monje deleitarse de este fausto, y pretender estas dignidades?

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