Además de esto, aun pasando en silencio aquello de la regla, en donde se te manda por San Benito, que las cosas que enseñares a los discípulos, que sean contrarias a la salud, muestres tu en las mismas acciones, que no se deben hacer. Tampoco me detengo en que define claramente el tercer grado de humildad como consistente en sujetarse con toda obediencia por el amor de Dios al Superior. Atiende a lo que se lee en la regla de la Verdad: El que no observare, dice, uno de estos mis mínimos mandatos, y lo enseñare así a los hombres, será mirado como el mínimo en el reino de los cielos. Por tanto, tu enseñando, y rehusando obedecer, eres convencido de que enseñas, y quebrantas, no un mínimo, sino un máximo mandato de Cristo. Así pues, siendo tu doctor e infractor del mandato, habrás de ser juzgado mínimo en el reino de los cielos. Si juzgas pues injuria de tu primacía el parecer menor que los Sacerdotes sumos ¿no se deberá reputar cosa más indigna el ser llamado mínimo en el reino de los cielos? Si eres muy soberbio, mas serás confundido en ser llamado mínimo, que en ser llamado menor. Porque menos bajeza es parecer menor, que mínimo: y mucho más apreciable es estar sujeto a sólo los Obispos, que a todos.
Advertencia
Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)
martes, 25 de junio de 2013
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