También se habla en el Evangelio de dos ciegos. Uno de ellos recibió la vista; y el otro la recuperó; es decir, uno la había perdido, y el otro había nacido ciego. El que había perdido la vista se atrajo la gran misericordia por su clamor lastimero e intenso; en cambio, el que había nacido ciego, sin pedir nada, recibió la iluminación del que era su luz. Don totalmente gratuito en el que la miseria brilla a la par con el portento. En fin, a uno le dijo: tu fe te ha salvado; al otro, en cambio, no. Leo también tres resurrecciones: dos al poco de morir, y una después de cuatro días de enterrado. De los tres casos sólo aquella niña que estaba aún én casa de cuerpo presente fue resucitada por causa de las oraciones de su padre; los otros dos casos fueron un asombroso derroche de bondad.
Advertencia
Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)
domingo, 1 de julio de 2012
CAPÍTULO LIV: GRADOS DE HUMILDAD Y ORGULLO
Capítulo 54
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