Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

miércoles, 25 de julio de 2012

DE DILIGENDO DEO: CAPÍTULO XXI


Capítulo 21



  El justo no piensa así. Percibe las tribulaciones de tantos descaminados; pues son muchos los que eligen el camino ancho que lleva a la muerte. Pero escoge para sí otro camino más seguro sin desviarse a la derecha ni a la izquierda. Así lo atestigua el Profeta: La senda del justo es recta. Tú allanas el sendero del Justo. Toman un atajo muy práctico y evitan la molestia de tantos rodeos inútiles. Se rigen por un criterio simple y claro : no desear todo lo que ven, sino vender lo que poseen, y dárselo a los pobres. ¡Dichosos los que eligen ser pobres, porque de ellos es el reino de los cielos ! 
   Todos corren, pero hay mucha diferencia de unos a otros. El Señor conoce el camino de los Justos, pero la senda de los pecadores acaba mal. Mejor es ser honrado con  poco que ser malvado en la opulencia, porque, como dice el sabio y experimenta el necio, el codicioso no se harta de dinero; en cambio los que tienen hambre y sed de justicia serán hartos. La justicia es un auténtico manjar, vital y natural, del espíritu que se guía por la razón. Por el contrario, el dinero alimenta tanto al alma como el viento al cuerpo. Si vieras a un hombre famélico cor la boca abierta y los carrillos hinchados, tragando aire para saciar el hambre, ¿no lo tendrías por loco? Mayor locura es creer que el espíritu humano pueda saciarse con bienes materiales. Lo único que hace es inflarse. ¿Existe proporción entre lo corporal y lo espiritual? Ni el cuerpo puede alimentarse del espíritu ni éste de lo corporal. Bendice, alma mía, al Señor. El sacia de bienes tus anhelos. Te llena de bienes, te sostiene y te llena. El hace que desees, y él es lo que deseas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario