Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

sábado, 28 de julio de 2012

DE DILIGENDO DEO: CAPÍTULO XXV



Capítulo 25

  Mas para que el amor al prójimo sea perfecto, es menester que nazca de Dios, y que él sea su causa. De otra suerte, cómo podrá amar limpiamente al prójimo quien no le ame en Dios? Y no podrá amarle en Dios si no ama a Dios. Conviene pues, amar primeramente a Dios , para amar al prójimo en él. Dios se hace amar, y hace amables todas las cosas. Porque creó la naturaleza y la conserva. La creó de tal modo que necesita continuamente ser atendida por su mismo Creador. Sin él no pudo existir, ni puede subsistir. Para que la criatura lo sepa, y no se atribuya con soberbia los beneficios recibidos, el mismo Creador prueba al hombre con  el saludable misterio de la tribulación. Esa prueba le hace desfallecer, pero Dios le auxilia y le libera: así Dios es glorificado, como merece, por el hombre. Porque lo vemos escrito : Invócame en el día de la angustia, yo te libraré, y tú cantarás mi gloria. De esta manera, el hombre carnal y animal, que sólo sabía amarse a sí mismo, comienza a amar también a Dios por su propio interés: experimenta con frecuencia que en él puede todo lo que es bueno, y sin él no puede nada.

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