CONTRA LOS DETRACTORES
Todo esto me obliga a pensar que algunos de nuestra Orden se olvidan de este mandato: No juzguéis nada antes de tiempo, esperad a que venga el Señor. El sacará a la luz lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto las intenciones del corazón. Me refiero a los que, según se dice, condenan a otras Ordenes, pretendiendo defender su propia santidad, cuando ellos no viven conforme a la santidad de Dios. Si es cierto, sepan que no son de nuestra Orden ni de ninguna otra. Porque vivirán materialmente conforme a la Regla, pero por su arrogante manera de hablar son ciudadanos de Babilonia, es decir, de la confusión. Aún más, son hijos de las tinieblas y del mismo infierno, donde no hay orden ninguno, sino horrores sempiternos.
Me dirijo a vosotros, mis hermanos, que, aun después de escuchar la parábola del fariseo y el publicano, presumís de vuestra santidad y despreciáis a los demás. Según dicen, aseguráis que sólo vosotros sois justos y más perfectos que nadie; que sois los únicos monjes que viven según la Regla, pues fuera de vosotros todos son transgresores de la misma.
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