Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

miércoles, 10 de octubre de 2012

APOLOGÍA DIRIGIDA AL ABAD GUILLERMO: CAPÍTULO VIII


Capítulo 8



     Si me preguntasen por qué recomiendo todas las Ordenes y no las profeso todas, respondería que amo y alabo a todas, porque en todas se vive en el seno de la Iglesia justa y santamente. Pero sólo puedo abrazar una por la profesión; a todas las demás, con el amor. Con toda confianza puedo asegurar que este amor conseguirá que no me vea privado de los frutos de aquellos institutos en los que no vivo. Y más te diré. Anda con cautela, porque podría suceder que tú lucharas en vano. Pero siempre será imposible que yo ame inútilmente todo el bien que tú haces en tu Orden. Así es de confiado el amor. Uno puede trabajar en balde sin amor, y el otro amar sin esfuerzo alguno. El primero pierde todo lo que hace; el segundo, por su amor, nunca fracasa. No tiene por qué extrañarnos. Pues en este exilio en el que todavía peregrina la Iglesia tiene que haber en su seno, a la vez, como cierto pluralismo en la unidad, y cierta unidad en el pluralismo, ya que cuando lleguemos al reino de la Patria, encontraremos también como cierta disparidad en la igualdad. Por eso está escrito: la casa de mi Padre tiene muchos aposentos. Como allí hay muchas habitaciones en la misma casa, aquí hay muchas Ordenes en la misma Iglesia. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; allí hay diversidad de glorias, pero una misma casa. Aquí y allí, la unidad radica en que el amor es el mismo. Pero aquí hay diversidad de Ordenes, con una desigualdad notoria de observancia y obras, y allí subsiste una distinción clarísima de méritos, pero justa. 
   La misma Iglesia reconoce esta especie de concordia discordante o de discordia concorde cuando dice: me guía por senderos de justicia, haciendo honor a su nombre. Al decir senderos en plural y justicia en singular, tuvo presente la diversidad de obras y la unidad de quienes las realizan. Y presintiendo también la distinta unidad futura  de la gloria, canta alegre y devota: todas sus calles serán enlosadas de oro purísimo; en todos sus barrios se oirá cantar Aleluya. Porque donde leemos calles y barrios, se refiere a la diversidad de galardones y premios. Mas por el oro único metal que menciona para describir la belleza de la ciudad futura y por el único aleluya que allí se canta, debes pensar en la análoga hermosura de formas tan diversas y en la identidad de tantos espíritus por su igual adoración.

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