LAS TRES MEDIDAS DE HARINA FERMENTADAS EN UN SOLO PAN
No creo incongruente relacionar con estas tres sustancias de la persona de Cristo las tres medidas de harina, amasadas y fermentadas en un solo pan. ¡Qué bien las hizo fermentar aquella mujer, pues aun después de ser separados el cuerpo y el alma por la muerte, el Verbo se mantuvo unido a los dos! La separación verificada en parte no pudo atentar contra la unidad que permaneció en cada una de las tres sustancias. Tanto unidas como separadas, se mantuvo en las tres la unidad personal. Muerta su naturaleza humana, subsistió, idénticamente el mismo Cristo y la misma persona: el Verbo, el alma y el cuerpo. Yo tengo muy hondo el sentimiento de que la mezcla y su fermentación se realizaron en el seno de la Virgen. Y la mujer que amasó y fermentó la harina fue la misma mujer. La levadura, diría yo, y no caprichosamente, fue la fe de María. Verdaderamente dichosa tú que has creído. Porque la que te dijo el Señor se ha cumplido. Pero se hubiera consumado, a no ser que por la palabra del Señor la masa entera no hubiera fermentado, y por siempre jamás, para que tanto en la vida como en la muerte, uno y entero a la vez con su divinidad, gozáramos de un mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús.
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