Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

jueves, 21 de marzo de 2013

CONSIDERACIONES. LIBRO V. CAPÍTULO XXXI





O si prefieres corresponder a estos cuatro atributos  divinos con cuatro afectos de tu corazón, lo conseguirás si eres capaz de vivir en la admiración, el temor, el fervor y la  constancia.  La sublimidad majestuosa de Dios debe embriagarnos de admiración; sus insondables juicios deben atemorizarnos. Su amor nos reclama una gran pasión, y su eternidad, firme  fidelidad. ¿Quién  no se queda atónito si contempla la gloria de Dios? ¿Quién no se espanta si desciende a los abismos de su  sabiduría? ¿Quién no se abrasa de celo si medita en el amor de Dios? ¿Quién no se confirma y persevera en el amor si aspira a la eternidad de ese mismo amor? La perseverancia es como  una imagen de la eternidad. Y además es la única virtud a la que se le asigna la eternidad, o mejor, devuelve al hombre la eternidad: quien resista hasta el fin, ése se salvará.

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