Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

domingo, 23 de septiembre de 2012

LIBRO DE LA GRACIA Y DEL LIBRE ALBEDRÍO: CAPÍTULO XLII


Capítulo 42


       Por lo tanto, esa facultad humana a la que llamamos el libre albedrío, lo es condenada justamente -porque ninguna fuerza extraña puede obligarle a pecar-, o se salva misericordiosamente -porque por sí misma es incapaz de practicar la justicia-. Advierta el lector que en este momento no tenemos en cuenta el pecado original. No busquemos fuera del libre albedrío la causa de la condenación, porque lo único que condena al hombre es su propia culpa. Ni tampoco son suyos los méritos, porque sólo salva la misericordia. Todos sus esfuerzos hacia el bien son vanos sin la ayuda de la gracia e inútiles sin su inspiración. La Escritura afirma que los deseos pensamientos del hombre tienden al mal. Que nadie crea, pues, que sus méritos le vienen de sí, sino del Padre de las luces. Y esté convencido de que los dones más sublimes y excelentes son, sin duda alguna, los que aseguran la salvación eterna.

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