Capítulo 31
LA VOLUNTAD PERVERSA SUBSISTE TAMBIÉN EN LOS TORMENTOS Y RECHAZA SER CASTIGADA COMO MERECE: Pero alguno me dirá: ¿Es posible que desaparezca toda sensatez cuando las penas que se sufren inducen al arrepentimiento de los pecados cometidos? Podrá alguien no sentir este pesar en me o de tales tormento? ¿No es sensatez este dolerse del mal? Sería válida esta objeción si solamente se castigara allí la acción mala. Pero también se castiga la mala voluntad. Está fuera de duda que ningún condenado se deleita en repetir la acción pecaminosa; mas si la voluntad persiste en su maldad aun en medio de los tormentos, de nada le vale renunciar al acto malo. Y no da muestras de cordura, ya que, sólo abrasada por el tormento, no siente el atractivo de la lujuria. Además: En este alma maliciosa no entrará la sensatez. ¿Y quién nos dice que la voluntad sigue siendo mala en medio de los tormentos? Prescindiendo de otros argumentos, está el hecho de que no quiere ser castigada. La justicia exige que se castigue a quienes obran el mal. Ellos no aceptan lo que es justo. Y el que rechaza lo que es justo, manifiesta que su voluntad no es justa. Es injusta porque no se conforma con la justicia. Y así es una voluntad mala. Hay dos cosas que demuestran que la voluntad no es justa, el deseo de pecar y el de no ser castigado después de haber pecado. Quien se ha complacido en pecar cuando ha podido o quiere quedar impune cuando ya no puede pecar, carece de sensatez y de buena voluntad.
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