Capítulo 35
Mas para alcanzar esto necesitamos la ayuda del que nos estimula con su ejemplo. A fin de hacernos conformes a su imagen es preciso que nos vayamos transformando en su imagen, de gloria en gloria, movidos por el Espíritu del Señor. Por lo tanto, si es por el Espíritu del Señor no es por el libre albedrío. Y nadie piense que el libre albedrío tiene ese nombre porque tiene idéntico poder y facultad para hacer el bien o el mal. Puede caer en el mal y no puede salir del mismo si no es por el Espíritu del Señor. En ese caso deberíamos afirmar que Dios y sus ángeles no tienen libertad de elección, va que son buenos e incapaces de ser malos. Ni los ángeles rebeldes, que son malos e incapaces de ser buenos. Lo mismo que nosotros después de la resurrección, cuando nos unamos definitivamente con los buenos o con los malos.
NI DIOS NI EL DIABLO CARECEN DE LIBRE ALBEDRíO.- Es cierto que ni Dios ni el diablo están privados del libre albedrío. Si Dios no puede ser malo no se debe a una debilidad natural, sino a una voluntad firme en el bien y a una firmeza voluntaria. Y si el demonio no puede dirigirse hacia el bien, no se debe a una opresión violenta y ajena, sino a su propia voluntad obstinada y a su voluntaria obstinación. Por consiguiente, el libre albedrío tiene ese nombre porque deja siempre libre a la voluntad, sea para el bien o para el mal. Nadie, sino el que quiere, puede parecer bueno o malo, según sus obras. Por esta razón es lícito afirmar que se dirige igualmente hacia el bien que hacia el mal. En ambos casos tiene, si no idéntica facilidad de elección, sí la misma libertad de la voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario