LIBRO V
LO QUE ESTA POR ENCIMA DE TI
Capítulo 1
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En los cuatro libros anteriores, aunque se titulan "Sobre la Consideración, van entreverados muchos temas sobre la acción, porque explican o aconsejan algunos aspectos que no sólo se deben considerar, sino también llevarlos a cabo. Pero éste que ahora tienes en las manos tratará exclusivamente sobre la consideración. Las realidades que están por encima de ti -de las cuales vamos a tratar- no necesitan de nuestra atención: sólo tenemos que contemplarlas: no te obligan a desplegar tu actividad sobre ellas, pues subsisten iguales a si mismas ahora y por toda la eternidad.
Quisiera, Eugenio, que tú, agudo como eres, cayeras ya en la cuenta de cómo tu consideración se desvía cada vez que desciende de estas realidades a las más inferiores y visibles; claro que debes conocerlas y desearlas por su utilidad o para disponer de ellas por exigencias de tu ministerio. Pero si uno se entretiene en ellas únicamente para llegar a las realidades más sublimes, no se extraviará demasiado. Porque ejercitar la consideración con esta finalidad es lo mismo que retornar a la patria. Este es precisamente el destino más elevado y digno de las cosas presentes, tal como nos lo enseña Pablo: lo invisible de Dios resulta visible para el que reflexiona sobre sus obras. Es obvio que no necesitan esa escala los ciudadanos, sino los desterrados. Así lo entendió el mismo Pablo, cuando afirma que lo invisible puede conocerse por lo visible; expresamente añadió: Por las criaturas del mundo. Y es natural. ¿para qué necesita escala el que ya está sentado sobre el trono? La criatura celestial, efectivamente, es la que tiene junto a sí el medio más excelente para contemplar las realidades superiores. Ve al Verbo y en el Verbo todo cuanto fue creado por el Verbo. Tampoco necesita mendigar de las criaturas el conocimiento del Creador. Ni tiene por qué descender hasta sí misma para conocerse, porque se contempla allí donde aparece más transparente que en sí misma. Este es el grado más perfecto de la contemplación: no necesitar de nadie, porque contigo te bastas para conocer cuanto deseas. Por el contrario, quien tenga necesidad de ayuda ajena, está subordinado, vive lejos de la perfección y es menos libre.
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