LO QUE DEBEMOS CONTEMPLAR EN LA ESENCIA DIVINA Y SOBRE LA HEREJIA DE QUIENES CREEN QUE "DIOS ES DIOS POR LA DIVINIDAD, PERO LA DIVINIDAD MISMA NO ES DIOS" Y SOBRE DIOS UNO.
Pasa ya ahora más allá de estos espíritus, que acaso tú, como la Esposa, puedas decir: pero apenas los pasé, encontré al amor de mi alma. ¿Quién es ese amor? No se me ocurre mejor contestación que ésta: el que es. Exactamente la misma que el Señor dio como respuesta, cuando se manifestó a Moisés, al dirigirse al pueblo por indicación suya. El que es me envía a vosotros. Respuesta perfecta, pues ninguna otra corresponde con mayor precisión a la eternidad que es Dios. Porque si dices que Dios es bueno, que es grande, feliz, sabio, o cualquier otra cosa, en ese atributo está implicada su esencia: el que es. Efectivamente, para él, ser simplemente, es ser todo lo que acabas de decir. Y si añadieses cien cosas más, nunca te saldrías del ser. Porque al afirmarlas, nada le añades con su enumeración; y si las omites, en nada disminuye.
Si has advertido ya que este ser es tan único y tan sumo, ¿no crees que, comparándolo con él, cualquier otro ser es más bien el no ser que el ser? Entonces, ¿qué es Dios? Sin él nada existe. Y es tan imposible que exista algo sin él, que ni siquiera él mismo, sin contar consigo mismo, podría existir. El es para sí mismo y para todo lo demás; y en cierto modo puede afirmarse que Dios es un solitario, por ser la raíz de sí mismo y de todos los seres.
¿Qué es Dios? El principio: ésa es la respuesta que dio de sí mismo. Muchas otras realidades son llamadas principios, pero con relación a sus derivados. Si buscamos lo que realmente es anterior, llegarás al principio verdadero. Y si buscas al ser que realmente es el principio puro, necesariamente encontrarás al principio que no tiene principio. El ser por el que todo comenzó, el único que no tuvo que comenzar; porque si hubiera tenido que comenzar, necesariamente comenzó en otro ser distinto de sí mismo. Nada pudo comenzar por sí mismo, de no suponer gratuitamente que, cuando no existía aún, podría darse a sí mismo el comenzar a ser, o que existió como ser antes de existir. Como ambas cosas repugnan a la razón, es evidente que nada ha podido ser el principio de sí mismo. Y todo cuanto ha tenido un principio no ha podido ser lo primero. Luego el verdadero principió no ha tenido jamás principio, sino que todo comenzó por él.
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