Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

miércoles, 2 de enero de 2013

CONSIDERACIONES AL PAPA EUGENIO. LIBRO TERCERO. CAPÍTULO VI


Capítulo 6



LAS APELACIONES


Y ya que incidentalmente salieron a colación las apelaciones, no estará de más tratar expresamente esta materia. Es muy importante prestarles una religiosa atención, para evitar que por su abuso termine siendo inservible lo que se instituyó por necesidades apremiantes. A mi parecer, pueden derivarse gravísimos males si no se procede con suma prudencia en este aspecto: Desde todos los rincones de la tierra se apela a ti. Es una prueba más de la singularidad de tu primado.
Gracias a tu sensatez, espero que no caigas en vanagloria por este primado tuyo; más bien gozarás de los bienes que reporta. Ya se les dijo a los apóstoles: No os alegréis porque se os someten los espíritus. Efectivamente, apelan a ti, y Dios quiera que consigan lo que buscan, porque realmente lo necesitan. Ojalá que cuando clame el oprimido se enrede el malvado en las intrigas que ha tramado. Sería maravilloso que con sólo pronunciar tu nombre se vean libres los pobres y tuvieran que huir los opresores. Por el contrario, es inconcebible, por perverso y absolutamente injusto,  que saliera satisfecho el que obra el mal y luchara vanamente el que sufre sus consecuencias. 
Cruel corazón el tuyo si no se conmueve ante un hombre que, además de ser victima de una injusticia, debe sufrir la contrariedad y el cansancio de un viaje y encima pagar los costes del juicio. Serías un cobarde además, si no actuaras contra los causantes de tantos males. Alerta, hombre de Dios, para que cuando llegue el caso sepas reaccionar con misericordia hacia el oprimido y con indignación contra el opresor. Así se verá reconfortado el pobre por la reparación de los daños causados, por la satisfacción de sus injurias y por el esclarecimiento final de los hechos. Y sobre el otro recaerá de tal modo la justicia, que pueda arrepentirse del mal perpetrado alevosamente y no se burle más de la desdicha del inocente.

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