Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

martes, 8 de enero de 2013

CONSIDERACIONES AL PAPA EUGENIO. LIBRO TERCERO. CAPÍTULO XII



Se deduce de estos casos y otros muchísimos parecidos que no se abusa de las apelaciones porque son menospreciadas. Al revés. Son despreciadas porque se abusa de ellas. Tú verás, por tanto, qué sentido puede tener que tu celo casi siempre castigue su desprecio y tolere su abuso. ¿Deseas de verdad que tu castigo sea eficaz? 
Ahoga ese germen funesto en el seno mismo de una madre tan corrompida. Lo conseguirás si sancionas el abuso de las apelaciones con la severidad  que se merece. Arráncalo, y así no tendrá excusa quien las menosprecie. Es más: esa inexcusabilidad desaprobará la audacia de no comparecer. Si desaparecen los abusos, se elimina el menosprecio, o será muy raro. Obras rectamente cuando rechazas el recurso, o mejor, el subterfugio de las apelaciones y remites muchas causas a los peritos o a quienes están más capacitados para sentenciar. Siempre que la averiguación de los hechos se clarifique más exactamente, la decisión será más segura y más libre. Prestas así un gran servicio, ahorrando con ello mucho trabajo y muchos gastos. Pero lo que te exige suma atención es indagar a quiénes debes concederles tu credibilidad. 

CUANTO DAÑA LA AVARICIA 
Sobre todo esto podía decirte muchas cosas más. Pero fiel a mi planteamiento, y satisfecho por haberte proporcionado materia para tu consideración, voy a pasar a otro punto.

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