Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

viernes, 18 de enero de 2013

CONSIDERACIONES. LIBRO IV. CAP. I


LIBER  IV



CONSIDERACIÓN DE LO QUE TIENE JUNTO A SI


Capítulo 1


Si supiese, amadísimo Eugenio, cómo has acogido los libros precedentes, continuaría los que me quedan con más confianza o con más circunspección, o simplemente pondría ya  punto final. Pero como no tengo ni la más remota idea por la distancia que nos separa, no te extrañe que vacile en proseguir y me adentre con temor, te lo confieso, en el corazón mismo del tratado. 
Hemos visto ya en los libros anteriores los primeros temas para tu consideración. Ahora nos ocuparemos de todo lo que tienes junto a ti. También está bajo tu poder; pero dado que son realidades más próximas, te comprometen mucho más. No toleran la desatención, ni el disimulo o el olvido, por ser tan inmediatas. Urgen más irremisiblemente, se imponen más violentamente y se puede temer que lleguen a oprimirnos. No dudo que por ello sientes desde tu propia experiencia una gran necesidad de entregarte a su consideración atenta e intensa.
De lo contrario, si tu consideración prudente y detenida no ejerce su influencia, seguirán dominándote las ocupaciones sin posibilidad de moderar su tiranía ni de acabar con tu inquietud. No gozarás de tiempo disponible ni tendrás un corazón libre. Trabajarás más y rendirás menos. Me refiero a esa dedicación diaria a la Urbe, a la curia y a tu propia Iglesia diocesana. Esto es lo que tienes junto a ti: tu clero y tu pueblo, del que eres especialmente obispo, con el que por lo mismo tienes mayores obligaciones. Los que diariamente colaboran contigo, los senadores del pueblo, los jueces del orbe, los que forman tu casa y se sientan a tu mesa, los capellanes, camareros y demás criados para tus diversos servicios. Ellos son los que te visitan con mayor familiaridad, los que te importunan con más frecuencia y te solicitan con mayor dedicación. No temen despertar a la amada antes de lo que ella quisiera.

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