Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

viernes, 11 de enero de 2013

TRATADO DE LAS CONSIDERACIONES AL PAPA EUGENIO. LIBRO TERCERO. CAPÍTULO XVI



No alegues ahora los bienes que se derivan de la exención, porque con eso no se consigue nada. Unicamente que los obispos se vuelvan más insolentes y los monjes más relaJados. Y si me apuras, más necesitados. Si no, examina atentamente los bienes que poseen y su estilo de vida. Seguro que en unos encontrarás la miseria más vergonzante y el aseglaramiento en otros. Este par de hijos nacieron de la misma madre: el abuso de la libertad. ¿Cómo no va a pecar más licenciosamente un pueblo suelto y mal gobernado, si no tiene quién le reprenda? ¿Cómo no van a ser saqueados y robados impunemente los monasterios si se ven sin un defensor? ¿a quién pueden acudir? ¿a los obispos dolidos aún del desprecio que les infirieron con la exención? Es justo que contemplen con desprecio los desórdenes en que han caído y los males que padecen. 
¿Qué ganamos con tanta sangre? Tememos aquella amenaza de Dios contra el profeta: El malvado morirá en su culpa y a ti te pediré cuenta de  su sangre. Si por causa de la exención se hincha de orgullo el que la recibe y se consume en ira el que pierde sus derechos, no puede considerarse inocente el que la concede. Mas no para aquí la cosa, porque el fuego ha quedado encubierto por las cenizas. Y me explico.  
Si el que murmura muere en su espíritu, ¿podrá vivir el que le instiga? Y el que proporciona la espada para que mueran los dos, ¿no será reo de la muerte de ambos? Eso es lo que hace poco escuchábamos: Has asesinado y encima robas. Por si fuera poco, los que escuchan la murmuración se escandalizan se indignan, insultan, blasfeman. En una palabra: quedan heridos de muerte. No es un buen árbol el que da frutos de arrogancia, relajación, fraude, dilapidación, fingimiento, escándalo, odio lo que es más doloroso aún, las profundas rivalidades y continuas discordias entre las Iglesias. Ya ves qué gran verdad encierra aquella sentencia: Todo me está permitido, pero yo no me dejo dominar por nada. ¿Y cuando ni siquiera está permitido? Perdóname, pero no puedo hacerme a la idea de que te esté permitido consentir en algo que engendra tantos males.

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