Advertencia

Este blog ha sido diseñado para que pueda realizarse una lectura, de un texto de San Bernardo, cada día del año. No obstante, en esta fase se unificarán progresivamente los capítulos para que también puedan leerse como pequeños libros completos. Igualmente se añadirán las cartas de San Bernardo, que nos permitirán hacernos una idea cronológica de en qué época y circunstancias fueron hechos tanto los escritos como los sermones (están en un blog aparte)

domingo, 27 de enero de 2013

CONSIDERACIONES: LIBRO IV. CAPÍTULO VIII


Capítulo 8



Replicarás: Yo no valgo más que mis padres. ¿Hizo caso este pueblo exasperante a alguno de ellos? Si hasta los escarnecieron. Por eso mismo debes esforzarte más, por si te escuchan y los reconcilias; si se te resisten, debes insistir de mil maneras. Tal vez sea un exagerado. Pero no lo digo yo: Insiste a tiempo y a destiempo. Si te empeñas, sigue tomándolo como una exageración. Pero al profeta se le requiere: Grita a voz en cuello, sin cesar. ¿A quiénes sino a los malvados y pecadores? Denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob superados. Fíjate en este matiz: les trata a la vez como criminales y como pueblo de Dios. Así debes pensar tú de los tuyos. Aunque sean malvados e inicuos, considéralo bien, no sea que un día te digan: Cada vez que dejasteis de hacerlo con uno de esos más humildes, dejasteis de hacerlo conmigo. Reconozco que hasta ahora ese pueblo se ha mostrado terco y de corazón indómito. Pero no puedes tener la certeza de que además es indomable.
Queda la posibilidad de que suceda lo que nunca ha ocurrido. Tú desconfiarás; pero nada hay imposible para Dios. Si son de dura cerviz, sé tú tan terco como ellos. Nada hay tan resistente que no ceda ante otra cosa más dura. Por eso dice el Señor al mismo profeta: Hago tu rostro tan duro como el de ellos. Solamente podrás excusarte si has tratado a tu pueblo de tal manera que puedas decirle de verdad: ¿Qué más cabría hacer por mi pueblo que no lo haya hecho? Si te entregaste hasta ese extremo y no conseguiste nada, al fin debes proponerte y realizar lo que dice la Escritura: sal de Ur de los caldeos, añadiendo: porque también a los otros pueblos tengo que anunciarle el reino de Dios. Espero  que no te pese tanto un destierro en el que cambias el mundo entero por la Urbe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario